Objetivo, estrategia, táctica y operación.

Diferencias y definiciones

Si hay alguna cuestión que en el comité de dirección de cualquier compañía se parezca en algo a echar alcohol a las llamas, se trata sin duda de la diferencia y definición de los siguientes conceptos: “Objetivo”, “Estrategia”, “Táctica” y “Operación”.

Arrojemos un poco de luz sobre el particular en un modo visual:

Utilizando una metáfora simple y sencilla:

· Mi objetivo es estar despierto

· Mi estrategia es tomar un café.

· Mis tácticas son: conseguir dinero, desplazarme hasta el bar, pedir el café…

· Realizo las acciones: consigo dinero, voy al bar, pido el café…


Es necesario tener en cuenta:

1. Los objetivos tienen que ser muy concretos; tan concretos que se suelen utilizar cifras. La concreción a la hora de determinar un objetivo ayuda a la consecución de éste.

2. Los conceptos “objetivo”, “estrategia” y “táctica” son escritos y teóricos, es decir, no se llevan a cabo por sí mismos, sino que es la operación la que hace que se ejecuten. En otras palabras, si no se lleva a cabo la operación, no sirve de nada determinar unos objetivos, unas estrategias y unas tácticas.

3. Una estrategia que no lleva asociadas unas tácticas no es desplegable y por tanto está abocada al fracaso. De manera inversa, las tácticas que no tienen asociada una estrategia común, lo más probable es que no tengan ninguna repercusión en el funcionamiento de una compañía.


Si la definición de los conceptos previos levanta asperezas y discusiones, la definición de las responsabilidades a la hora de fijar los objetivos, la estrategia, las tácticas y las operaciones… se convierte en una batalla.


Desde un punto de vista clásico, las responsabilidades se sitúan de la siguiente manera:

Dando un paso hacia delante, nos encontramos con que el mayor interés no está en de quién es la responsabilidad de fijar los objetivos, la estrategia, las tácticas o de llevar a cabo las operaciones, sino en cómo se desarrollan éstos. Generalmente, se estudian dos formas de trabajo polarizadas: Top Down o Bottom Up.

La forma de trabajo Top down (de arriba hacia abajo) tiene un mayor peso en las empresas más tradicionales y su funcionamiento es el siguiente:

· El consejo de administración o la propiedad impone aguas abajo la forma de trabajo asignando unos objetivos.

· La estrategia se define a partir de los objetivos marcados

· Las tácticas se definen en función de la estrategia.

· Las operaciones surgen a partir de las tácticas.

Huelga decir que esta filosofía tradicional entraña un peligro: si los trabajadores de la compañía no se ven involucrados en la determinación de los objetivos y en las consecuentes estrategias, tácticas y operaciones, lo más probable es que se encuentren menos motivados y por tanto sea más complicado llegar a cumplir unos objetivos.

Bottom up (de abajo hacia arriba) es un concepto mucho más moderno que propone una forma de trabajo según la cual:

· Los departamentos de la compañía definen las posibles tácticas.

· La dirección general identifica las estrategias potenciales a seguir a partir de una selección de tácticas.

· El consejo de administración o la propiedad determinan los objetivos a partir de las estrategias potenciales.

Por supuesto, en esta opción los departamentos y por tanto las personas se comprometen mucho más con el cumplimiento final de los objetivos.

Como es habitual, en la mayoría de las compañías no nos encontramos ni con blanco ni con negro, sino con una amplia escala de grises.